En Málaga, España me siento en casa”, expresa Sabrina, blogguer uruguaya de huellaviajera.com al contestar mi pregunta sobre en qué podría vivir.
Se enamoró de esta ciudad en su segunda visita a España y regresó porque la sorprendió la calidez y buena energía de su gente.
Su curiosidad por ir a este país rico en gastronomía, arte, cultura y entretenimiento se despertó cuando comenzó a estudiar las obras españolas como docente de literatura. Mientras las leía, sus páginas la transportaban a caminar por las calles medievales y la llevaban a escuchar a trovadores recitar poesía.
Su viaje a ese país reconocido también por sus deliciosas tapas convencieron a esta uruguaya que existen 5 razones por las que elegiría una y otra vez vivir en Málaga antes que en París. ¡Veamos porqué!
1. La Costa del Sol jala
Vivir en Málaga sería una gran satisfacción porque sus playas son variadas. En su caso, esa vida relajada en la costa española la hacen imaginar sus días en Punta del Este, Uruguay donde muy regularmente sale a disfrutar de tardes soleadas.
En la Costa del Sol llamada también la ciudad española aprovechó sus días de vacaciones para recorrer sus playas con mate en mano en compañía de una nueva amiga argentina que conoció en el hostel donde se hospedó.
Aunque llegó un diciembre y pensó que se toparía con bajas temperaturas, la vida la premió con condiciones primaverales ideales para visitar el balneario de Nerja y Frigiliana, un pueblo en la montaña.
2. Comida rica y barata: La gastronomía española en Málaga es rica, abundante y económica. Se encuentran opciones por 10 euros que incluyen: entradas, plato principal, postre y café. Además están disponibles las famosas “tapas”, platos pequeños de un euro en los que sirven desde tortillas, aceitunas hasta pescado.
Sabrina recomienda no perderse ir a probar los montaditos, un tipo de sandwich muy populares entre los malagueños. Los miércoles y domingos su costo es de un euro. ¡Y traen papas!
Si visita esta ciudad costera una opción bastante económica es comprar comida en el supermercado. Por la noche si es obligatorio escaparse una o dos noches pues existe un amplio abanico de bares para tomar unas ricas cervezas.
En Bodegas el Pimpi podrá degustar un rico vino dulce (Málaga se destaca por la producción de esta bebida). Cuando llegue a la ciudad tome un rico café en la cafetería El Viajero. ¡Ya el nombre atrae!
3. Arte por doquier
Caminar por las calles malagueñas implica un mirar hacia el pasado. En el paseo se topará con buenos cines y teatros.
Algo importante es que todos los domingos hay opciones para acceder a monumentos de forma gratuita. En las Ruinas del Teatro Romano se ingresa sin pagar entrada y es buen espacio para leer.
4. La simpatía de los malagueños
Viajando sola, Sabrina descubrió la importancia de sentirse acogida por los residentes. Si bien los monumentos, playas, cultura, historia y gastronomía son lo que le dan ese valor al destino, también lo aportan sus habitantes.
“París era la ciudad de mis sueños y fue la que marqué en el mapa desde un comienzo en mi viaje por Europa. Realmente me encanta esa ciudad por su gran patrimonio cultural y porque caminar en sus calles es llenar mis pulmones de arte en cada paso.Sin embargo, me quedé con una sensación antipática de los parisinos a los que acudía a pedir ayuda.
Viajar es sinónimo de apreciar el arte, la historia, las bellezas naturales, pero también habla de un lugar la actitud de su gente. Por este detalle no viviría en París pese a su encanto cultural”, finalizó esta viajera amante de cruzar fronteras, pero sola.
Me encantó participar en esta entrevista 💫. Gracias !