Mi primera vez viajando sola a La Gran Manzana, New York

La primera vez que fui a New York fue en el 2015. Recuerdo que esa primera noche —era jueves tipo 8: 45 p.m.— luego de salir del aeropuerto John F. Kennedy parecía a Will Smith cuando apenas llegaba a Berberly Hills, ¿lo recuerdan en el anuncio del Príncipe de Rap?, no por sacar la cabeza por la ventana del taxi —jamás jaja— sino porque estaba muy sorprendida por la magnitud de esta ciudad, a tal punto que cuando me bajé de ese popular carro amarillo quería salir corriendo porque a los edificios ni se les nota el último piso. ¡Me sentí desesperada y quería correr porque sentía que me quitaban el aire que necesitaba para respirar!.

Al día siguiente decidí ir a conocer la zona por la que me hospedaría por los siguientes 11 días. El hotel donde me hospedaron —por trabajo— estaba a una cuadra de la Quinta Avenida, es decir en pleno corazón de Manhattan.

No conocía nada, más que lo que había visto en Google Maps a través del satélite, mi inglés es intermedio para no decir que básico, pero aún así no sentí miedo de caminar, hablar inglés cuando lo necesité, tomar fotos y sacar mi celular con total tranquilidad.

En New York mientras usted tenga internet no es necesario guía turístico ni mucho menos mapa. Es tan seguro y fantástico que uno puede hacer suyo el lema de que es una ciudad que no duerme para irse a comer un pedazo de pizza —la mejor que he probado en mi vida—, “perderse” en el Central Park y hasta para disfrutar de la diversidad masculina que por sus calles se pasean o corren hacia el trabajo con aquellos trajes que parecen muñecos de queque o tan casuales que igual se ven muy atractivos —sí, sí chiquillas como en las películas—. Si mi mamá lee este relato creo que dirá: “qué barbaridad Rocío, ¿no le da vergüenza?” ¡La verdad lo que me da es risa, así que sigamos!.

La Gran Manzana es una ciudad fría desde el aspecto humano, tampoco es de sorprenderse porque es de las más populares del mundo y es un lugar donde la mayoría se dedica a trabajar y trabajar, sin embargo si se va de vacaciones ese factor pasa a segundo plano porque los lugares que una vez viste por tv, ahora los tiene frente a sus ojos. ¡Waoooo y mil veces waooo!

Si está pensando en conocer esta ciudad, no lo piense mucho. Quizás esas sensación de salir corriendo usted también la sienta y termine riéndose como lo hago yo ahora. ¡Ah!, o termine dándome la razón en que es un lugar donde la vista le queda a una claritica.

Acá les dejo algunas otras fotos que capté en pleno otoño del 2015 en esta ciudad que me sorprende cada vez que voy. Espero regresar pronto, allá tengo amigas que quiero ver. Ah y por supuesto contemplar la moda femenina… y la masculina que por sus calles transita.

¡Nos vemos pronto en NYC o desde otro destino donde la vida me lleve!

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